Demasiado tarde para callarte, demasiado tarde para cerrar la puerta de mi cuarto, cambiar las sábanas, hacer la cama y fingir que nunca ha olido a ti. Demasiado tarde para frenar, parar, respirar y volver a empezar. Es demasiado tarde para pensar que es demasiado tarde para sentir el vértigo, ya estoy mareada de tanto hablar.
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