viernes, 30 de marzo de 2012

Báilame el agua.

Bésame. Arráncame los recuerdos con los dientes y hazme estremecer. Recorre mi cuerpo con tu cuerpo. Disfruta, ríe, grita, respira; como si fuera por primera vez. Déjame ser dueña de tu olor, siéntete dueña de mi silencio. Espérame en la puerta de mi casa, llévame a la cama para hablarme de literatura. Hazme creer que aún hay gente que disfruta de las palabras. Espérame entre sábanas para que desvista tus dudas hasta que estemos desnudas, de todas las maneras, en todos los sentidos. Rómpeme las medias, que la pasión haga temblar tus dedos en mi espalda. Clávame las uñas, acércate tanto que no sepa ni dónde ni cuándo acaba el momento. Anda por las carreteras de mi mano, vive el riesgo. Subamos a un sitio tan alto que sólo quepa la posibilidad de caer. Ayúdame a decorar Granada de palabras que nos recuerden lo vivas que están las noches. Recuerda cada instante, cada detalle, se casi demasiado observadora para este mundo; sonríe en este estrambólico universo que hemos creado donde desafiamos todos los esquemas. Hazme creer que podemos comernos el mundo esta noche, bajo las estrellas. Sustituye la falta de sueño por chocolate, películas, palomitas. Nunca cruces en verde, apaga las luces de esta ciudad. No te pongas la ropa, hoy ponte mis frustraciones y llévalas lejos. Un dólar por tus pensamientos, una noche por tus bragas. Róbame el aliento con un simple roce, respira mi aire. Gritémosle al mundo que si no nos dejan soñar, no les dejaremos dormir. Sé capaz, siempre capaz. Déjame leerte, nunca entenderte, nunca conocerte. Conocerte lo suficiente como para hacerte explotar de placer, susurrarte que me mata que me toques el cuello. Tócame con tus dedos, con las yemas. Nunca nos preocuparemos por el mundo. Déjame escribirte, nunca explicarte, nunca aburrirte. Acércate dos pasos, quizás esta vez no me aleje hasta el amanecer. Cuenta todos y cada uno de mis lunares. Báilame el agua, quizás, pero prometo no soñar contigo.

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