lunes, 2 de mayo de 2011

Películas

Cuando las horas se convierten en minutos y los minutos en segundos me pregunto si ya no me quedan sueños que vivir, ni vida que soñar. Se acaban las primeras veces junto a la inocencia, el tiempo va a contrarreloj y ya no hay tiempo para jugar. Hay que meter las responsabilidades y las decisiones en un maletín, unirse a la multitud. Andar rápido y sin tropezar, no te distraigas; todo esto va a acabar antes de que sepas que ha comenzado. Otro instante, otro recuerdo, no hay tiempo para nostalgia, no hay nostalgia con este tiempo.