miércoles, 23 de marzo de 2011

Y quizás, volar.

Ella sonríe al respirar. Suelta repentinas carcajadas con las mariposas que le invaden los interiores.
¿Por qué no abres los ojos? Le cuestiona mientras intenta quitar sus manos de sus ojos. Ella suelta otra carcajada, y ella ya enervada empieza a hacerle cosquillas. ¡No no, por favor no! Chilla entre carcajadas.
Se quita las manos de los ojos y contempla a la chica que muy despacio acercaba su cara a ella. Se le escapa otra carcajada y la chica se retira y le mira extrañada, hasta dolida. Ella sustituye la risa por sonrisa y coge la cara de la chica entre sus manos y le susurra: perdóname, que no estoy acostumbrada a esto de volar.

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